Camilo Cienfuegos: más allá del recuerdo

Cuando se habla de Camilo, su imagen emerge en el recuerdo de un hombre joven con barbas que lleva un gran sombrero y la más hermosas de las sonrisas, su nombre se funde indisolublemente con el protagonismo en los días cruciales por la libertad definitiva de Cuba, de su coraje sin par, de su sencillez extrema.

Y es que no por casualidad el Che, su compañero inseparable, le dio el calificativo de "imagen del pueblo" porque él es exactamente eso: la estampa del cubano, del patriota que se rebela contra la injusticia para jugar el papel que le correspondía en su tiempo y dejar para las futuras generaciones un legado del patriotismo y arrojo que lo distinguen como hijo de esta gran Isla.

A los que no nos tocó vivir su tiempo, nos es fácil hablar de Camilo porque más allá de la historia, los relatos y los testimonios, su figura legendaria resurge en cada minuto del presente para guiar el sendero del futuro. Con esa misma fuerza nos hace detenernos y rememorar junto a él los días gloriosos en los que la consigna era vencer o morir... y entonces regresamos a nuestro bastión en la guerra de las ideas para no dejarnos arrebatar ni un ápice de la dignidad y soberanía lograda hace medio siglo con el triunfo de la Revolución Cubana.

Camilo Cienfuegos es mucho más; es el símbolo de todo un pueblo, es la figura amiga que atravesó el silencio y la oscuridad de la muerte cabalgando en un halo de de luz y de victoria, regando su ejemplo del Héroe en el camino glorioso del porvenir de esta tierra donde el homenaje de sus hombres y mujeres va también en el beso de una flor tirada al mar.