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domingo, 25 de abril de 2010

Domingo, niños, elecciones...


El del 25 de abril fue un domingo diferente, una jornada cargada de emociones incluso para los que, como yo, hace algún tiempo ejercimos por vez primera nuestro derecho al voto.


Desde hace varios días el ambiente electoral era perfectamente perceptible en toda Cuba, este proceso democrático está avalado por toda una serie de etapas que concluye los sufragios de donde saldrán nuestros representantes a los órganos locales de gobierno, los mismo que nominamos en reuniones de vecinos que tuvieron lugar en todos los barrios y comunidades.

Pero dentro de todo esto, lo que siempre me llama la atención y me emociona es el hecho de los pioneros, o sea, estudiantes de las enseñanzas primaria y secundaria, son quienes custodian las urnas.

Lo hacen con un sentido de responsabilidad inusual para sus años, pero aún en medio de la seriedad desbordan esa magia y alegría típica en ellos y usted no puede menos que sonreir, hacerles un guiños o balbucear alguna que otra frase emotiva caracteriza cuando una vez depositada la boleta por el elector, ellos, en perfecta armonía ¡Votó!.

Y lo traigo a colofón por una reciente experiencia personal. Mi primo Ricardito vive en Santiago de Cuba y tiene 9 años, para él, desde que era mucho más pequeño, venir para Guantánamo durante las vacaciones o el período de receso escolar es una prioridad, aquí cuenta con todo un séquito de seguidores y cada vez que tiene que volver pide “un día más y ya…”

El caso es que el viernes pasado, llego a casa cansada del trabajo y luego de darme un beso me dijo que tenía que irse para su casa…extrañada indagué las causas y me contestó que sí se iba el domingo no podía participar con sus otros amiguitos en las elecciones cuidando las urnas, que no quería faltar porque ya él se había comprometido y había dado su palabra de pionero…

No pude menos que admirar su respuesta, estuve de acuerdo con su razonamiento que transmití a mi hijo para que lo llevara antes de la fecha programada, quien cumplió con la cometida a regañadientes porque lo obligaba a regresar entonces a él a viajar unos 80 kms aproximadamente (ida y vuelta) porque él sí tenía que votar.

¿Obligado? No, no lo es, se trata del sentido del deber, de ejercer un derecho que nos permite elegir en unos sufragios limpios, transparentes a quienes nos representarán en las Asambleas Municipales del Poder Popular y que en dependencia de su gestión, pues dentro de dos años los reelegimos o no.

Así son nuestras elecciones, un ejercicio de democracia del cual nos enorgullecemos y hacemos gala.

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